La principal responsabilidad de un líder de proyectos es controlar la gestión de los riesgos. Esto es, el proceso de identificación, análisis y capacidad de respuesta ante todos los posibles factores de riesgo que se podrían presentar durante el proyecto. La correcta gestión de los riesgos permite no solo que se reduzca la posibilidad de aparición del factor de riesgo sino también la de su impacto. A partir del conocimiento de estos riesgos se puede definir si un proyecto es viable o no, labor del project manager, quien decidirá si se puede o no tomar cada uno de los riesgos.
La principal ventaja de la gestión de riesgos es que, si se trata como un sistema de gestión continuo y disciplinado, existe una reducción de la posibilidad de tener sorpresas y así, el énfasis se pondrá en la proactividad y no en la reactividad, de forma que el proyecto se desarrollará con mayor agilidad. El proceso de gestión de riesgos se inicia cuando el equipo identifica las posibles amenazas del proyecto y cuáles entre ellas son los que tienen más posibilidades de ocurrir de acuerdo a la experiencia previa, a datos estadísticos, etc.El momento de hacer esta identificación debe ser antes del inicio del ciclo de vida del proyecto, aunque la gestión de los riesgos continúa durante toda la vida del mismo, ya que en este proceso se identificarán nuevos riesgos, se anulará el nivel de presencia de otros y todos se deben gestionar. El entregable que surge de esta identificación es un registro de riesgos, lo que permite que esta información pueda ser compartida por todos los miembros del equipo.
Tras ser completado el registro, se procede a hacer una evaluación de cada riesgo. Se da un valor a cada riesgo y de acuerdo a ello se decide dónde se van a concentrar los esfuerzos. En este punto del proceso de gestión de riesgos, se define a qué tipo de riesgo se enfrenta el proyecto y se decide qué se debe hacer con cada uno de ellos. Normalmente, en gestión de proyectos se suele hacer foco en aquellos riesgos de alta y media-alta severidad y probabilidad.
Tras la identificación y el análisis, la gestión incluye la generación de respuestas a cada riesgo y estas pueden ser de tres tipos: la eliminación del riesgo, algo que se consigue eliminando la causa; la mitigación, es decir, la reducción del valor monetario de un riesgo tras la mitigación de la probabilidad de que ocurra; y la aceptación, es decir, aceptar las consecuencias del riesgo. En este último caso se suele realizar un plan de contingencia y adoptar medidas correctoras, que sirven para solucionar los problemas que van surgiendo a medida que se presentan las consecuencias de los riesgos aceptados.

Finalmente
, se inicia el seguimiento y control. Esto es, se mantiene actualizado el plan de gestión de riesgos, haciendo uso del registro de riesgos, documento que poco a poco se va completando con descripciones de las acciones que se proponen en cada caso.
El registro debe ser rico en información, debe incluir, por ejemplo, los costes que incluye cada medida que se debe tomar. El plan de contingencia se debe usar cuando surge un problema y debe también ser explicativo y tener determinado el coste de cada movimiento. Realizar el seguimiento de los riesgos es la única forma de conseguir que la gestión de riesgos funcione. Se debe incluir información sobre los riesgos en cada documento de informe de estado de proyecto, ya que así se evitarán sorpresas inesperadas que podrían poner en entredicho la ejecución del proyecto.
Es deber de todo líder de proyecto hacer uso de las técnicas de gestión de riesgos para asegurar así la excelencia.

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