Cuando se analiza un producto y se observa que hay elementos de baja calidad, gran cantidad de problemas de diseño o construcción, y cuesta comprender cómo se ha construido, es muy probable que sea debido a que fue construido en un proyecto cuya planificación ha sufrido importantes tensiones. Esto es así en todo tipo de productos, tanto en ingeniería, construcción, software o creatividad. Cuando hay presión en los plazos o se aumentan los costes, o se reduce el alcance o se sacrifica la calidad.

Cuando la planificación se ve desbordada el primer elemento que se sacrifica es la calidad. Se tiende a no hacer las cosas bien, a tomar atajos y caminos que aparentemente son más cortos y que permitirán responder a los plazos de entrega con mayor facilidad. En ocasiones estas medidas no resuelven de forma efectiva el problema de plazos que nos encontramos, pero es difícil evitar que se tomen estas medidas, tanto de forma consciente, como de forma inconsciente por el equipo. Un equipo presionado tiene tendencia a no comunicar los problemas y a ocultar las deficiencias del producto.

Los problemas aparecen después, en las fases de implantación y mantenimiento. Las prisas ya se han pasado, pero los problemas en el producto están ahí, esperando a que alguien los descubra y tenga que resolver las deficiencias. En cuanto es necesario hacer alguna adaptación o un simple mantenimiento rutinario, saltan los problemas, el producto deja de funcionar o lo hace de forma deficiente, pero esto -normalmente- es problema del equipo de mantenimiento.

Este es un hecho que no siempre se puede evitar. Las tensiones en la panificación son, desgraciadamente, más habituales de lo que gustaría reconocer. Cuando el producto esconde problemas debemos ser claros y documentar estos problemas, no esperar que salten sin avisar en fases posteriores. Si se es consciente de que hay un problema es posible gestionarlo. Debemos pensar en los equipos de implantación y mantenimiento y no sólo en terminar el proyecto de cualquier forma.

Tenemos que recordar siempre: "las prisas pasan, los problemas quedan".

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