Gestionar un portafolio de proyectos innovadorespensar ideas, diseño conceptual. ilustración vectorial. implica hacer frente a numerosas dificultades, como la instauración de una cultura de evaluación continua para poder validar la hipótesis de partida, o la difícil colaboración de equipos multidisciplinares sin experiencias previas en las que apoyarse. Para quien lidera la estrategia de innovación, el mayor desafío es contar con alguna herramienta que permita distinguir la importancia relativa de cada proyecto para poder priorizar su puesta en marcha.

Como la proporción entre ideas innovadoras y proyectos que alcanzan la fase final es muy baja, resulta especialmente importante asegurarse que se aprueban los proyectos de mayor valor. No es ninguna broma: los proyectos de innovación son muy ineficientes. Es necesario gastar tiempo y dinero a destajo hasta encontrar la idea que realmente vale la pena. Pero eso no significa que no haya que controlar cuánto tiempo y dinero se gastan, ni en qué actividades.

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Ese es el motivo por el cual este tipo de portafolios suelen seguir una filosofía lean: se parte de una hipótesis o idea que debe pasar por sucesivas fases de refinamiento y validación.

Así, antes de la existencia de un proyecto en fase de ejecución, existe el proto-proyecto: primero la idea o hipótesis de partida, a continuación el MVP, que exige puntos de pivotación. Cuando la hipótesis de partida no es refrendada por la experiencia real, o lo es solo parcialmente, el proto-proyecto se puede reorientar a la luz de lo que se ha aprendido.

Como la pivotación genera costes adicionales en busca de la viabilidad comercial y técnica, hay que evaluar de forma constante las propuestas innovadoras para considerar cuáles deben tener margen para generar ineficiencias y gastos adicionales hasta encontrar unos cimientos sólidos - y cuáles se descartan para que el conjunto de las inversiones sea sostenible.

Innovación y valores corporativos

Los proyectos de innovación en grandes corporaciones se suelen caracterizar por responder a una visión que va más allá del negocio, apuntando también hacia valores como la Responsabilidad Social Corporativa, la sostenibilidad medioambiental o la consolidación de la propia cultura innovadora.

Por ejemplo, una de las estrategias activas de innovación del BBVA está centrada en Big Data. Como la meta última es entender mejor el comportamiento de los clientes para proporcionarles mejores servicios, los esfuerzos se dirigen a la creación de conocimiento. Con ramificaciones importantes: el profesional clave ya no es el financiero tradicional, sino el científico de datos, que “domina la estadística, sabe programar y también entiende el negocio”. Las distintas iniciativas que emanan de la estrategia de Big Data de BBVA pugnan  por recursos finitos (aunque abundantes), por lo que Marco Bressan ha decidido concentrarse para empezar en la centralización de la información.

Por otra parte, el medio que tiene cualquier corporación para materializar una estrategia de innovación es su portafolio de proyectos. Para que el portafolio de proyectos tenga la entidad suficiente, la administración del portafolio debe ser responsabilidad explícita de una unidad corporativa, a menudo el propio comité de dirección.

En el caso de General Electric, por ejemplo, las verticales incluyen la aviación y el transporte, pero se extienden a materiales tan diferentes como el software, los servicios sanitarios o el agua.

 Una muestra de diversidad en el portafolio innovador de GE

Una muestra de diversidad en el portafolio innovador de GE

Por desgracia, como los proyectos innovadores suelen ser completamente inéditos y muy diferentes entre sí, a menudo resulta complicado saber cuáles son los proyectos a los que se va a dar atención preferente. ¿Es más importante que el proyecto produzca un retorno social o que contribuya a la modernización de la infraestructura tecnológica?

Ante la dificultad de comparar dos proyectos innovadores entre sí y saber de antemano cuál aportará mayor valor a la compañía, resulta crucial contar con un criterio para realizar elecciones complejas de forma objetiva.

Las elecciones complejas a menudo son subjetivas

Una elección compleja es aquella en la cual las alternativas se ponderan en base a más de una cualidad, de manera que no existe una alternativa óptima que supere al resto.

Por ejemplo, una familia atiende a varios factores cuando escoge a su proveedor de servicios de internet: el precio, la calidad de la atención al cliente, la velocidad de la línea y la reputación de la marca. Generalmente los servicios más económicos ofrecen velocidades más bajas, mientras que las marcas más establecidas a menudo ofrecen servicios de posventa mejorables. La decisión nunca es obvia.

Las elecciones complejas se toman a diario. A menudo, como en el caso de los proveedores de internet, la decisión final suele ser subjetiva, porque quien decide no cuenta con el tiempo necesario ni con las herramientas que le permiten decidir cuál es la opción que entrega el máximo valor. Esa dimensión precipitada de la decisión permite a los competidores apelar a las emociones y ganar con argumentos poco relacionados con el propio servicio.

Sin embargo, es obvio que quien lidere el programa de innovación de una corporación no puede dejarse llevar por las emociones. Tendrá que dar razones de sus decisiones, basarse en datos y conseguir el empuje y el compromiso de muchos equipos, que a menudo trabajan en lugares remotos.

Elecciones corporativas complejas: priorización de portafolio con AHP

Sin una técnica o método para comparar entre los distintos criterios de valor, cada elección entre proyectos es un dilema, equivalente a la elección entre valores éticos absolutos, como la libertad y la igualdad.

Aunque hay decenas de metodologías de priorización para requisitos de producto (casi ninguna funciona bien), no existen muchas alternativas en el mundo de la gestión de proyectos.

El método más conveniente para responder a las elecciones complejas que representan las alternativas entre proyectos innovadores es AHP. Son las siglas de Analytic Hierarchy Process, o Proceso de Jerarquía Analítica.

Resumiendo, AHP es aconsejable porque:

  • Ayuda a construir consenso en torno a la manera de realizar la estrategia del portafolio innovador
  • Está vinculado por definición a los criterios, valores y objetivos de negocio
  • Cortocircuita las discusiones políticas
  • Aumenta el compromiso con las decisiones tomadas, ya que todos los criterios de la corporación están representados en su justa medida.

Esta técnica permite comparar en una tabla la importancia relativa de cada criterio u objetivo, escogiendo cada vez una pareja.

Priorizar objetivos con ITM Platform

La tabla resultante no jerarquiza en términos absolutos. Es decir: no clasifica los objetivos de más a menos importante, ya que eso es una simplificación excesiva. Por el contrario, permite atender a matices que son fundamentales a la hora de atender a la diversidad de propuestas de valor que entregan los proyectos innovadores.

Por ejemplo, en el caso de un portafolio innovador se podría comparar la importancia de los siguientes objetivos:

  • Mejorar la cultura innovadora
  • Aumentar la cuota de mercado en servicios digitales
  • Modernizar la infraestructura tecnológica

Imaginemos ahora que el comité de dirección de una corporación dedica una reunión a comparar estos objetivos y discutir cuál es más importante para la estrategia y compararlos por pares. Su conclusión sería algo parecido a la tabla siguiente:

Una tabla que muestra las relaciones entre la cultura innovadora, los servicios digitales y la modernización

Aunque las matrices se pueden hacer a mano o en Excel, es conveniente contar con un software que permita calcularlo y esté integrado con la propia gestión de los proyectos.

De este modo, no solo se cuenta con un sistema que ayuda a realizar el análisis, sino que sus resultados se registran y se conectan con la evaluación de los propios proyectos.

Al vincular cada proyecto con los objetivos y los criterios que apoya, la herramienta de PPM indica qué proyectos aportan más y deberían iniciarse antes.

Por supuesto, el trabajo de evaluación de las propuestas seguirá siendo un arte difícil, así como la elaboración de las propias propuestas innovadoras, con todos los ejercicios de prospección de mercado, identificación de tendencias y apuesta incierta por el futuro.

Pero hay una base en la gestión de la información que debe ser exigible. La priorización facilitada que hemos explicado en este artículo tiene las grandes ventajas de generar consenso y apoyar la toma decisiones informadas, renegociables y fáciles de comunicar.

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Altavoz para comunicarLa eficacia en los proyectos internos de cambio pasa por un liderazgo eficaz que consiga ser influyente sin obligar, que ejerza la persuasión a través de la seducción y reconozca la complejidad de la influencia en los ámbitos corporativos.

La comunicación es uno de los procesos más complejos y al mismo tiempo apasionantes del ser humano. Aunque en la comunicación influyen muchos aspectos humanos, el lenguaje es el principal componente. Además, en un entorno dominado por el trabajo basado en proyectos, donde la naturaleza del trabajo es diferente cada vez, la comunicación es una pieza fundamental que todo gestor de proyectos debe dominar.

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Lo mismo vale para los proyectos orientados al cambio interno. Es más: la comunicación del cambio es más compleja que la tradicional. Normalmente, cuando lanzamos un mensaje para producir un cambio en el comportamiento de alguien, esperamos una reacción inmediata de un individuo aislado o un grupo reducido de personas. Por el contrario, en la gestión del cambio buscamos producir un cambio estable y controlado, a lo largo del tiempo, y donde el destinatario es un grupo de personas cuyas respuestas deben estar coordinadas. La complejidad puede ser abrumadora.

Lejos de disminuir, la importancia de la comunicación en estos casos es aun mauor, ya que toda acción orientada al cambio puede generar una reacción que desplace las condiciones hacia un escenario distinto. Si no se miden estas reacciones a través de flujos de retroalimentación, se corre el riesgo de construir castillos en el aire.

Por ello, el dominio de las técnicas de comunicación es esencial para el buen funcionamiento de una empresa. Para empezar, en organizaciones de cierto tamaño es recomendable contar con políticas de comunicación interna que faciliten esa retroalimentación. Una forma sencilla de establecer estas políticas, por ejemplo, es establecer reuniones semanales. En grandes corporaciones, la comunicación interna exige a menudo la contratación de expertos que dinamicen los debates y establezcan iniciativas para compartir ideas, conocimiento o impresiones.

En general, se puede dividir el dominio de la comunicación del cambio en tres aspectos: utilizar el lenguaje adecuado, realizar la comunicación en el contexto óptimo, y focalizar la comunicación en la solución de problemas reales que presentan los proyectos y que son percibidos por sus líderes.

Utilizar el lenguaje adecuado para comunicar el cambio

Las palabras que utilices para describir la gestión del cambio marcarán la predisposición de tus interlocutores a adoptar estos nuevos sistemas de trabajo. Tanto si se trata de convencer a los líderes de proyecto acerca de la introducción de una nueva metodología como de motivar a los miembros de proyecto a que la tengan presente durante las distintas fases del proyecto, la terminología que hayas manejado tendrá repercusiones claras.

Para empezar, es muy difícil que tu equipo se sienta interesado por un sistema de trabajo que no comprende. Por ello, lo mejor es hablar en un lenguaje que sabes que van a entender. Si la nueva metodología ha nacido de la identificación de problemas con los que ellos están en contacto, haz evidentes las conexiones para que puedan comprender las consecuencias de su trabajo sobre toda la organización. La comunicación puede empoderar si persigue reforzar la consistencia entre problemas y soluciones a la escala del trabajo individual.

Por poner otro ejemplo más sencillo, sucede de manera similar cuando el médico le explica a su paciente cuál es su diagnóstico y por qué es importante que siga un determinado tratamiento. Si utiliza un lenguaje excesivamente técnico, aunque probablemente sea el más correcto desde el punto de vista científico y académico, su paciente no lo comprenderá, no le dará la importancia adecuada a su enfermedad o no será capaz de seguir adecuadamente el tratamiento. Por tanto, es responsabilidad del médico utilizar un lenguaje adecuado que garantice que el paciente es consciente de su enfermedad y lo predisponga a seguir el tratamiento adecuadamente. El éxito de la empresa (en este caso, el buen tratamiento del paciente) depende de ello.

Contexto

Lee este artículo si te preocupa que tu equipo no tenga toda la información que necesita: Consejos para la comunicación en equipos de trabajo remoto

La gestión del cambio no puede plantearse como un hecho aislado, independiente del resto de la empresa. Precisamente, es todo lo contrario, la gestión del cambio debe impregnar todos los aspectos de la empresa, por lo que debe mostrarse como un concepto global que se relaciona con la empresa y con sus circunstancias.

Un hecho que resulta común al cambio en todas las empresas, dado que se trata de la propia esencia del cambio, es que debe producirse en todas y cada una de las personas implicadas en el proyecto. El cambio global será resultado de la suma e interacción de todos los sujetos implicados en el proyecto o en la empresa.

Por tanto, el cambio debe presentarse como una disciplina que requiere un entrenamiento regular y progresivo, unos conocimientos previos y una interacción entre individuos.

Independientemente de estos hechos, aptos para cualquier tipo de cambio cualquier empresa, el gestor del cambio debe prestar especial atención a las necesidades y situación concreta de cada empresa y contexto de mercado, para poder adaptar las metodologías de cambio de manera personalizada a las circunstancias de la empresa con la que trabaja.

Solución de problemas reales

Los líderes de las empresas buscan soluciones a los problemas diarios de sus negocios, que supongan un impacto significativo en su actividad y que les permitan alcanzar un producto final que satisfaga las necesidades de sus clientes y consiga la cuota de mercado deseada.

Por tanto, para convencerlos de la necesidad de realizar cambios y de una adecuada gestión de este proceso, es necesario tocar esa fibra sensible, la de que los cambios persiguen mejorar los resultados de los proyectos. Por ejemplo, si la organización no cuenta con una metodología para coordinar proyectos con interdependencias, las nuevas conversaciones sobre la aportación de los proyectos en términos de beneficios externos, los objetivos de los distintos programas y las líneas maestras que orientan la estrategia global deben aspirar a contagiarse en todos los estamentos, para incorporarse gradualmente como cultura corporativa. Así, los miembros de los proyectos deberían pasar de considerarse parte de un proyecto a ser parte de un portafolio corporativo con unos fines más ambiciosos.

Una de las principales responsabilidades del gestor del cambio es identificar cómo los fallos en los procesos, descritos a nivel macro, pueden modificarse de una manera realista. Es fundamental que se alcance un encuentro entre una perspectiva de arriba abajo (top-down) y de abajo hacia arriba (bottom-up). Puedes ver este webinario para conocer las lecciones que hemos aprendido al respecto en ITM Platform.

Aceptación = lenguaje + contexto + solución de problemas

Actualmente y más que nunca, las organizaciones necesitan una gestión del cambio efectiva. El cambio actualmente es mayor que nunca antes en la historia de los negocios: más rápido y más importante y más complejo. Debido a las exigencias del mercado, las empresas también se hacen más exigentes y piden resultados positivos y concretos.

Para conseguir la aceptación de los sistemas de cambio, puedes apoyarte en los tres pilares fundamentales que hemos desarrollado a lo largo de este artículo: utilizar un lenguaje preciso al mismo tiempo que accesible, adaptarlo al contexto las necesidades concretas de cada empresa y de cada momento del mercado y demostrar que una gestión del cambio eficiente permitirá solucionar problemas prácticos de la empresa.

Si te ha interesado este artículo, puedes seguir leyendo:

Gestión de la comunicación en los proyectos

Conceptos y definiciones sobre gestión del cambio

5 consideraciones para administrar tu portafolio de proyectos

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Ver un reporte de estado de proyecto a la lupa¿Por qué realizar reportes de estado?

Todo proyecto necesita que se realice un reporte de estado, también llamado informe de estado o de avance, en el que se detalle de forma clara, precisa y objetiva el estado en el que se encuentra el mismo.

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Un reporte de estado de proyecto tiene como finalidad proporcionar una evaluación del avance y comunicar los detalles de la ejecución. Teniendo en cuenta esto, la elaboración del reporte de progreso reviste gran importancia, ya que es vital que se lleve a cabo siguiendo un modelo predeterminado. Sólo de ese modo los usuarios de los reportes podrán compararlos entre sí:

  • Comparar informes de estado correspondientes a distintas fases del mismo proyecto permite tener una idea más precisa de la distancia cubierta, analizando en qué medida las proyecciones a futuro desde fases anteriores se han verificado o visto desmentidas
  • Comparar informes de diferentes proyectos es fundamental, sobre todo entre proyectos semejantes que utilizan diagramas de Gantt, para comprender dónde están las discrepancias entre estimaciones y reales

Si no cuentas con un modelo de reporte en tu organización, estarás perdiendo la ventaja de poder comparar informes. Por si fuera poco, los modelos homogéneos permiten a los usuarios de dichos informes encontrar la información que necesitan rápidamente, ya que conocen cómo está estructurada. Este es uno de los aspectos en que una Oficina de Gestión de Proyectos puede aportar grandes beneficios para la comunicación de la organización. Un reporte de estado contiene una breve descripción de los principales elementos del informe, estableciendo causas y explicaciones que justifiquen y den contexto a los datos; pero, después de este resumen ejecutivo, debe basarse en datos, métricas y gráficos que permitan al usuario comprender el avance del proyecto en muy poco tiempo.

El resumen ejecutivo: Base fundamental para el seguimiento de un proyecto

Por medio de este apartado se ha de realizar una descripción objetiva de cómo se está ejecutando el proyecto. El resumen debe presentar de forma clara y sencilla los resultados más importantes del proyecto, incluyendo:

  • Hitos cumplidos
  • Entregables y calidad de los mismos
  • Riesgos o imprevistos que se hayan verificado
  • Relación entre estimaciones y reales, al menos en tres aspectos: uso de recursos, costes, plazos
  • Cómo afecta el avance hasta la fecha la estimación inicial. Si se considera poco real la fecha de entrega, esta señal de alarma es el primer paso para poder alertar al cliente y negociar con él una nueva fecha.

Por otra parte, el resumen ejecutivo es muy eficaz para hacer un seguimiento detallado de los retos no planificados que surgieron durante el desarrollo del proyecto, así como también de las acciones que se ejecutarán a corto plazo, de forma que se pueda mitigar cualquier eventualidad que se presente. La finalidad no es otra que asegurarse de que el proyecto continúe por el camino del éxito, entregando en tiempo, plazo y con la calidad esperada.

Reporte de avances del proyecto: Evaluación constante de progresos

La evaluación constante de un proyecto es vital para conocer qué contramedidas se han de tomar para que el proyecto sea exitoso. De ahí que la elaboración de este capítulo suela resaltar las secciones más problemáticas del proyecto. De igual manera, se pueden avanzar sugerencias y correctivos para solucionar un problema específico. Como el proyecto a menudo no podrá esperar a recibir feedback sobre esos aspectos, a menudo las decisiones ya están tomadas, por lo que este punto puede delinear acciones ya decididas.

Plantilla de Registro: Control de proyectos

El reporte de estado debe generar información relevante sobre los riesgos registrados. Es recomendable partir de una plantilla de registro mediante la cual se pueda vaciar información útil de forma ordenada. Esta plantilla de registro contendrá:

  • Factores de riesgo del proyecto,
  • su probabilidad
  • y su impacto sobre el proyecto.

Puedes visitar la matriz de evaluación del riesgo gratuita de ITM Platform para compilar esta información rápidamente.

Conocer todo lo referente a las métricas: Promueve el seguimiento del proyecto

Gestionar un proyecto solo es posible si se dispone de herramientas para cuantificar los distintos parámetros involucrados, ofreciendo datos objetivos y comparables. Así, se pueden medir, por ejemplo:

  • Plazos de entrega
  • Calidad de los entregables, a partir del número de requerimientos incluidos
  • Costos incurridos hasta la fecha
  • Porcentaje de dichos costos sobre el total
  • Cuantía de costos no previstos incurridos
  • Horas trabajadas, ya sea por trabajador o por categoría profesional

Indicador del resultado

si el resultado no es un producto material, sino un servicio, y el proyecto abarca las fases de implementación y comercialización, habrá un gran número de aspectos cuantificables relativos al resultado, como el número de usuarios, su gasto medio, etcétera. Estos indicadores servirán para medir la calidad de la entrega. Si te interesa saber qué indicadores puedes utilizar para gestionar tu portafolio, puedes seguir leyendo estos artículos:

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gráficos blancos y azulesLos indicadores de proyecto más habituales: tiempo y presupuesto

Tradicionalmente se ha trabajado con medidas de coste y tiempo, comúnmente conocidas como OTOB, es decir: On Time and On Budget. En castellano, esto quiere decir que el proyecto se entrega a tiempo y dentro del presupuesto.

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Es normal que cualquier gestor de proyectos considere que los indicadores de proyectos más importantes son los elementos incluidos en OTOB, como son el cumplimiento de las tareas en función del tiempo y la sinergia entre el presupuesto y el plan original, para cubrir la rentabilidad del proyecto.

No obstante, hay muchísimas más métricas que conviene tener en cuenta para medir la eficacia de la gestión, la rentabilidad del proyecto, e incluso su contribución a los objetivos a largo plazo de la organización. Las medidas de coste y tiempo son un comienzo, desde luego; pero es importante complementarlas. Es lo que ha ocurrido con el paso del tiempo: ahora se cuenta con múltiples medidas que toman el pulso del proyecto durante su desarrollo, permiten un análisis más exacto y arman de astucia a los gestores de proyecto, que tienen más herramientas para predecir y esquivar pormenores.

Los indicadores clave de rendimiento (Key Performance Indicator) o KPI sirven de guía de ejecución para examinar y valorar seguidamente el desempeño de un proyecto en el tiempo, desde su inicio hasta su cierre. Su efectividad reside en la evaluación y monitorización, así se traten de proyectos comunes o especiales.

Un indicador no es lo mismo que una métrica cualquiera. Para considerar un dato capturado como un KPI es necesario poder contar con una evolución. Por ejemplo, el número de proyectos no completados a tiempo se convierte en un KPI cuando transforma en un porcentaje al ponerse en el contexto del total de proyectos en ejecución; o cuando se compara la evolución con el año anterior.

¿Cómo evoluciona la distancia con la estimación?

Ese punto de partida permite comprender la complejidad que se esconde bajo la noción, aparentemente sencilla, del tiempo. El tiempo puede dar lugar a un número muy elevado de indicadores de proyecto, por lo que es imprescindible ser capaz de seleccionar los más importantes y claros.

Uno de los indicadores más valiosos relacionados con la medida del tiempo es la desviación con respecto a las estimaciones iniciales de plazos. Este indicador evoluciona a lo largo de la ejecución del proyecto. Por ejemplo, ITM Platform ofrece por defecto el siguiente gráfico, en este caso sobre un proyecto de desarrollo de software.

la desviación con respecto a las estimaciones iniciales de plazos gráfico

En él, se puede apreciar que el 1 de enero de 2018 la desviación entre porcentaje previsto y porcentaje efectivamente completado es de 26 puntos, aunque era todavía más grave a mediados de diciembre, cuando llegó a ser de 30 puntos.

A partir de ahí, es sencillo extrapolar indicadores valiosos. Veamos la siguiente tabla, en la que se han comparado los seguimientos reales con los puntos estimados más cercanos.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Estimado 9% 20% 26% 46% 54% 62% 70% 78% 88% 100%
Real 6% 9% 17% 26% 31% 32% 34% 40% 62% 74%
Diferencia 3 11 9 20 23 30 36 38 26 26
Aumento de la diferencia +3 +8 -2 +11 +3 +7 +6 +2 -12 0

Aunque la diferencia entre porcentaje completado estimado y real es un valor interesante, la variación de la diferencia es el KPI más importante, porque permite identificar los puntos críticos a lo largo de la ejecución del proyecto, como el punto de inflexión en el punto cuarto, a partir del cual la diferencia se mantiene por encima de los 20 puntos.

A partir de un indicador tan sencillo como ése, es posible examinar las causas de las desviaciones en detalle, identificar los problemas y poner en marcha medidas para que no se repitan en el futuro:

  • Si las estimaciones del tiempo necesario para completar determinados requisitos no eran realistas, se debe ahondar en el trabajo real que fue necesario para completarlos
  • Si se produjeron retrasos imprevistos por motivos evitables, esos motivos pueden perfilarse como riesgos en futuros proyectos en aras de generar planes de contingencia y mitigación que permitan tanto aislarlos como tratarlos.

Por supuesto, este KPI aislado puede falsear la historia, o ser compatible con historias muy distintas. Por ejemplo, la ruta crítica se podría haber visto afectada desde el inicio por un factor externo que, al desbloquearse, generara el enorme avance entre los puntos 8 y 9; pero también podría ocurrir que los retrasos acumulados se debieran a un equipo de proyecto poco integrado y el avance final al compromiso del equipo por salvar el proyecto ante la inminencia de la entrega.

Por eso, es necesario completarlo con otros indicadores y con la información práctica que se puede recabar de conversaciones con los miembros del equipo.

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el empresario cambia la bombilla. cambia la ideaComo todas las ciencias y disciplinas, la gestión de proyectos y la gestión del cambio tienen un lenguaje particular. De esta manera, se consigue una mejor comprensión de los profesionales de este campo, que se puede comunicar sin generar ambigüedades. Sin embargo, para los recién iniciados en estos ámbitos, la terminología puede resultar compleja y confusa. A continuación, definiremos algunas de las principales expresiones y conceptos relativos a gestión de proyectos y gestión del cambio para facilitar su comprensión.

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Gestión del cambio

En un mundo y en un mercado dinámicos, se asume que cualquier empresa o negocio debe estar en cambio constante para adaptarse a las necesidades concretas que puedan presentar los clientes en cada momento.

Este cambio constante es el que hace necesario que exista una política activa de gestión del cambio por parte de la empresa.

Tradicionalmente, se ha entendido la gestión del cambio como la transición desde un estado original, en el que se encuentra la empresa antes del cambio, a un estado definitivo, en el que se encuentra la empresa después del cambio. La finalidad de la gestión del cambio es realizar el cambio con agilidad, adaptándose a las necesidades del mercado, y al mismo tiempo de la manera más suave y sencilla para los trabajadores, para evitar alterar su actitud ante el trabajo y optimizar su adaptación.

Actualmente, existe un nuevo concepto de gestión del cambio, más dinámico, que implica una modificación gradual, transicional de un sistema de trabajo a otro de manera permanente. Se asume que nunca se llegará a una adecuación perfecta entre las metodologías de trabajo y las necesidades del mercado, por lo que se hace necesario estar en cambio permanente.

Según este segundo concepto, más moderno, la gestión del cambio de la empresa tiene como finalidad detectar las direcciones del mercado y dirigir las metodologías de trabajo hacia ellas.

Estrategia de comunicación

La comunicación es el vehículo que permite poner en contacto a personas y empresas. Es necesario una buena comunicación para conseguir implementar con éxito cualquier estrategia de trabajo.

En el caso de la gestión del cambio, asegurar unos canales de comunicación eficientes entre los diferentes servicios, departamentos y personal implicado, es una condición esencial para que el cambio se puede instaurar de manera eficaz.

Por eso, además de clarificar adecuadamente la gestión del cambio, es necesario decidir los sistemas de comunicación que permitirán que se aplique adecuadamente.

Cultura de empresa

Una empresa es como un ser vivo formado a partir de la suma de todas las personas que la constituyen. Por tanto, tiene su propia personalidad, su propia cultura interna, y está formada por las actitudes de los empleados, los valores, las normas de comportamiento y la ilusión y esperanza de futuro que todos ellos tienen.

Es conveniente desarrollar una cultura de empresa dado que contribuye a generar sentimiento de pertenencia y de implicación y, por tanto, a mejorar la productividad y la interacción entre los trabajadores.

ROI (Return of Investment)

Probablemente se trata del indicador más útil para medir el éxito que está teniendo el cambio en una empresa. Se puede traducir como un retorno de la inversión. En la práctica significa cuánto resultado se está sacando a partir del esfuerzo y el dinero que se está invirtiendo inicialmente. Por tanto, es una medida directa del rendimiento del esfuerzo y del trabajo de la empresa. Sistemas y metodologías de trabajo y de gestión más eficientes permitirán obtener un rendimiento mayor con una inversión menor, es decir, aumentarán el ROI.

Por eso, cuantificar el ROI antes y después de implementar una nueva metodología de trabajo permite estudiar el impacto real que ha tenido esta sobre la empresa y su productividad.

Análisis del personal implicado (stakeholder analysis)

Significa exactamente lo que dice la palabra, analizar todas las personas en la compañía que pueden ser afectadas por una iniciativa de cambio, tanto si son ellos los que tienen que ponerlo como si son los beneficiarios o destinatarios de este cambio.

Para poder analizar el personal implicado, el primer paso es realizar las preguntas correctas que permitan identificar a cada uno, comprender sus necesidades concretas, lo que esperan de los cambios que se van a introducir y cuál es el lugar más correcto para cada uno de ellos en la compañía, teniendo en cuenta las tareas que desempeñan, su formación, su lugar en la jerarquía y su actitud hacia los cambios.

Mitigación de riesgos

La introducción de cualquier cambio en la empresa implica la aparición de un riesgo. Una de las funciones de la gestión de proyectos es la gestión de los riesgos.

Previamente a la ejecución de cualquier proyecto, es necesario realizar un análisis unificado de los riesgos que pueden aparecer y las actitudes que se deben tomar para evitarlos o, al menos, disminuir el impacto que producen sobre el conjunto del proyecto.

En el caso de la gestión del cambio, su propia esencia implica un riesgo, dado que produce un impacto sobre la empresa y su funcionamiento, aunque en principio se espera que sea positivo.

No obstante, el riesgo debe encontrarse constantemente monitorizado para potenciar el impacto positivo que el cambio puede suponer y evitar o minimizar los posibles impactos negativos.

Resistencia al cambio y entrenamiento

Todos los cambios implican la aparición de unas existencias iniciales por parte de los trabajadores, habituados a unas metodologías de trabajo. Para disminuir estas resistencias y facilitar la adopción de cambios, la mejor herramienta es la formación. Un trabajador concienciado, motivado y formado, que sabe las aportaciones y ventajas que implican los nuevos sistemas de trabajo, es una empleado dispuesto a cambiar y a mejorar progresivamente.

Conclusión

La gestión de proyectos y la gestión del cambio cuentan con un glosario propio. Conocer la terminología ayudará a comprender los conceptos y, por tanto, a aplicarlos de manera adecuada.

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Procesamiento de minería de datos en un equipoLos indicadores de portafolio son primordiales para contar con una visión global de la organización y su rendimiento de proyectos. En este artículo repasamos la lista de los más importantes.

KPI 1: Demanda interna en número de días/hombre

Cuando tu organización gestiona proyectos internos, tanto si se trata de proyectos de cambio como de desarrollo de nuevos productos, el cliente y el patrocinador del proyecto estarán dentro de casa. Por eso, cuando están mal gestionadas, las carteras de proyectos internos pueden convertirse en auténticas carreras de autos locos, con los distintos promotores dándose codazos e intentando adelantarse para conseguir añadir un par de personas a su equipo, obtener financiación adicional o el favor del comité de dirección.

Prueba ITM Platform para conocer en todo momento el estado de tu portafolio de proyectos

Por eso, es muy importante tener claro en todo momento cuál es la demanda interna total que cada área de la organización está generando para sus distintos proyectos. Es cierto que puedes basarte en cuál es el proyecto más grande o en cuáles son los criterios para incurrir en gastos, pero mientras que el primero es un indicador parcial, el segundo no permite ver el desarrollo de la carga planeada de trabajo. El indicador de demanda interna es el KPI perfecto para este propósito. Gracias a él sabrás realmente cuántos días de trabajo genera cada departamento o área funcional de tu empresa a los equipos de proyectos. Esta información no solo es valiosa para que el CIO y el CEO puedan tomar carta de negociación, sino que te puede servir para establecer un límite máximo de demanda de días relacionado con la capacidad de producción de la organización (throughout time).

Gráfico que compara el número de componentes según el presupuesto total

Por supuesto, si existen proyectos transversales que involucran a varios departamentos es fundamental tener un buen sistema de imputación de proyectos, de manera que la información que figura en el sistema no esté distorsionada y el indicador sea realmente útil.

KPI 2: Personal por perfil profesional

Si tu organización se apoya en consultores para sus proyectos, es muy posible que las competencias disponibles varíen mucho en el tiempo. Hoy mismo podrías contar con cuatro expertos en programación en JavaScript y dentro de cuatro meses con ninguno. Por eso, es importante tener claro en todo momento cuál es la composición de tus recursos humanos por perfiles profesionales. La evolución de este indicador facilitará el trabajo de tu PMO, la planificación de recursos y la identificación de carencias o exceso de oferta. Además, la fotografía es muy útil para que el equipo directivo conozca el ADN del personal involucrado en proyectos.

Diagrama con el porcentaje que cada tipo de empleado representa en un proyecto

KPI 3: Estimación del esfuerzo en proyectos

El indicador anterior serviría de poco para gestionar el portafolio si no pudiéramos anticiparnos a las necesidades futuras de determinados perfiles. Para ello, es fundamental tener a la vista cuáles son los esfuerzos estimados en los próximos meses. Cada director de proyectos tiene en cuenta dónde se concentra el mayor esfuerzo para los proyectos de los que es responsable, pero muy pocos tienen la información necesaria para saber si las “épocas calientes” de cada proyecto coinciden. A partir de un gráfico de ese tipo, los gestores del portafolio saben cuándo existe un mayor riesgo de escasez de ciertas competencias y pueden planificar en consecuencia. En el ejemplo, los meses más complicados son junio, septiembre, julio y abril, por ese orden.

Gráfico que representa la evolución del esfuerzo interno y externo cada mes

KPI 4: Presupuesto por objetivos

Diagrama con el porcentaje que cada objetivo representa

Dentro de los indicadores económicos, uno de los más interesantes desde el punto de vista del portafolio es el que indica cuál es la inversión agregada que se está realizando por cada uno de los objetivos de la organización.

Este indicador debe servir como confirmación de que la administración de la cartera de proyectos está siguiendo las líneas estratégicas establecidas desde los órganos más altos de dirección. Si un objetivo tiene la máxima prioridad, lo lógico es que esté recibiendo la inversión más alta. Cualquier discrepancia contraria debe tener motivos suficientemente justificados.

En el ejemplo, si el crecimiento en ventas fuera más importante para los dirigentes que el aumento de la eficiencia operativa, habría que revisar la cartera de proyectos para procurar que las inversiones totales en esas áreas se correspondan a las prioridades. Es posible que la mejora operativa tenga actualmente un proyecto de cambio muy costoso pero de duración limitada, tras cuya finalización los porcentajes volverían a ajustarse.

KPI 5: Presupuesto por procesos

Diagrama con el porcentaje que cada proceso representa

¿Qué procesos de negocio están absorbiendo mayor inversión? Conjuntamente con el indicador de demanda interna, este indicador da pie a la optimización, la reducción de costes y la eliminación de redundancias e ineficiencias. A menudo, procesos considerados marginales y de escaso valor añadido consumen recursos por motivos administrativos y de mantenimiento que son difíciles de reducir. Sin embargo, es fundamental saber cuál es el valor natural o el promedio de este indicador y procurar que nunca se eleve por encima del mismo. En el ejemplo de la imagen, pongamos que la media del coste del almacenamiento de GlobalCorp 360 esté en el 8%. Si en algún momento se elevara por encima del 12% sin existir motivos aparentes para ello saltarían las alarmas, existiendo motivos más que suficientes para someter el proceso a una auditoría.

KPI 6 y 7: Presupuesto por componente y coste actual por componente

Presupuesto por componente y coste actual por componente

El indicador más sencillo, el que indica los presupuestos por cada uno de los proyectos que lo componen, sigue siendo el más útil para el gestor del portafolio. Igual que pasa con el calendario para un gestor de eventos, el director de un portafolio siempre debe tener ante sí referencia por escrito de cuál es el presupuesto de cada proyecto. No vale fiarse de la memoria, que juega malas pasadas. ¿Con qué frecuencia nos ocurre que no sabemos qué día de la semana es? El responsable de todo un portafolio debe exigirse la mayor precisión en el conocimiento de los presupuestos y los costes incurridos por cada proyecto. Por el mismo motivo, es fundamental contar con una solución que, como ITM Platform, actualice la información inmediatamente cada vez que se registre una nueva factura, sin tener que esperar a informes periódicos.

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