Elegir en qué proyectos conviene invertir es una decisión estratégica que debe tomarse en base a datos objetivos. En este artículo exploramos el problema de la subjetividad y analizamos la solución que permite a la dirección tomar decisiones basadas en su plan de negocio, de forma rigurosa y transparente.

El problema

En negocios donde la fuente de ingresos proviene de realizar proyectos para clientes, es sencillo decidir cuáles son los que hay que poner en marcha: basta con elegir los de mayor rentabilidad. O todos, si se dispone de recursos suficientes. Sin embargo, los proyectos internos, como los de transformación, no suelen ofrecer un criterio tan directo pues su valor al negocio es menos evidente y, con frecuencia, más subjetivo de prever.

Que el valor previsto sea subjetivo, no significa que sus efectos no vayan a ser reales. Significa que los beneficios son difíciles de predecir y que las decisiones de invertir pueden estar basadas en percepciones. Este es un reto que las direcciones de organizaciones han tratado abordar desde siempre. El recurso más utilizado como solución ha sido el del “caso de negocio”, que exige a los promotores expresar la rentabilidad o aportación de valor de su iniciativa en términos medibles, ya sea en aumento de ventas o en reducción de costes.

La principal dificultad que presenta el caso de negocio utilizado por sí solo es el factor humano: un impulsor de una iniciativa tiene una fuerte motivación para dar cifras positivas que demuestren que su idea es rentable. Es deseable contar con intraemprendedores motivados, pero es esencial validar sus cifras a través proceso de homogeneización y objetivación.

La segunda dificultad de pedir rentabilidad prevista a proyectos internos surge con que cada promotor tiene una visión limitada a su área de competencia, defendiendo su parcela sin considerar la visión de conjunto. A su vez, la dirección considera estos casos de negocio como si hubieran sido generados con los mismos criterios, lo que no suele ser el caso: cada promotor aplica con diferente grado de ingenio los datos a la misma plantilla. El problema a resolver pues, consiste en conocer de forma objetiva qué iniciativas aportarán más valor al negocio cuando los proyectos entreguen sus beneficios esperados.

 

El enfoque

Cuando se trata de valor, no siempre es posible aplicar un criterio puramente financiero a través de previsiones de rentabilidad de los proyectos de forma aislada y comparándolas después entre sí.

  • La aportación de valor de un proyecto al plan estratégico puede ser más amplio que la rentabilidad, incluso en el supuesto de que los ahorros o ganancias se hayan calculado de forma realista. Por ejemplo, un proyecto de automatización de un proceso puede arrojar unos ahorros modestos, pero influir positivamente en un objetivo prioritario de percepción de calidad en los clientes.
  • La planificación estratégica de proyectos no debe considerar las iniciativas de forma aislada, pues el resultado del conjunto puede ser mayor a la suma de las partes. Es frecuente que el resultado de unos proyectos habilite a otros, y su conjunto ofrezca valor estratégico. Este es el motivo por el que la gestión de programas y de portafolio excede a la gestión de proyectos.

La gestión estratégica de proyectos es competencia de la dirección y debe ser facilitada por la oficina de proyectos (PMO) en la medida en que sus objetivos sean la maximización de valor y no únicamente la coordinación transversal. Así pues, el enfoque de la planificación estratégica de la composición de la cartera de proyectos debe considerar dos elementos principales:

  1. Un plan estratégico que exponga los objetivos de la organización
  2. Una lista de propuestas de proyectos (iniciativas)

Con estos dos elementos, realizaremos una priorización de iniciativas que las ordenará de mayor a menor valor, generando una lista ordenada de proyectos aprobados (backlog de portafolio).

Gestión estratégica del portafolio

Una gran ventaja que ofrece la priorización de proyectos por valor es que admite aplicar sobre su resultado las restricciones de recursos a modo de línea de corte. Si disponemos de una lista ordenada por valor y –por ejemplo- una limitación presupuestaria, podremos establecer la aprobación de proyectos en base a los que aporten mayor valor y que se encuentren dentro de presupuesto disponible.

 

El proceso

Una vez que disponemos de los dos elementos principales (objetivos y demanda), podremos iniciar dos procesos de clasificación que pueden ejecutarse en paralelo o ir en secuencia. Lo realmente importante es aislar el uno del otro para garantizar la objetividad y la adecuación a criterios generales.

Proceso 1: Priorización de objetivos

Intervinientes: el comité de dirección

Objetivo: Poner unos objetivos delante de otros, con peso específico de cada uno sobre el total.


En ocasiones, los planes estratégicos ya especifican las prioridades, pero en otras no otorgan un peso explícito por objetivo. Por ejemplo, ¿cómo de más importante es “Crecer en ventas un 20%” que “Aumentar eficiencia operativa en 15%”? Existen varias técnicas para lograr una tabla como la anterior. Desde las más sencillas y directas como un simple acuerdo del comité de dirección, a las más sofisticadas como el proceso analítico jerárquico (PAJ o AHP en inglés). Esta última ofrece mayor rigor, siendo su ejecución muy sencilla si se dispone de una herramienta de comparación por pares, como la que proporciona ITM Platform.

Comparación de objetivos por pares (PAJ / AHP)

Esta sencilla tabla generará una lista ordenada y cuantificada de objetivos. Como complemento de apoyo, ITM Platform calcula un “ratio de consistencia” que indica cómo de lógica y objetiva está siendo la priorización. En este artículo (enlace externo en inglés) encontrará una explicación de cómo se calcula este índice Es posible realizar diferentes conjuntos de comparativas entre los mismos objetivos a través de escenarios, e incluso usar diferentes objetivos para distintos programas. La realidad es compleja y no siempre hay una única combinación o escenario.

Proceso 2: Aportación de valor de proyectos a objetivos

Intervinientes: el comité de proyectos y promotores.

Objetivo: determinar cuánto aporta cada proyecto a cada objetivo.

(imagen obtenida de ITM Platform)

Ignorando por ahora la relevancia de cada objetivo sobre el plan estratégico, este paso asignará un peso a la aportación de cada iniciativa a cada objetivo. Este peso se traducirá a un número en base 100, pero si utiliza ITM Platform podrá también usar la comparación por pares anteriormente utilizada o bien utilizar una metodología cualitativa a base de ideogramas como la de la imagen (Harvey balls), que ofrece un apoyo visual al conjunto.

Proceso 3: Análisis de la selección óptima de la cartera

Las dos fases anteriores ofrecen los parámetros necesarios para que el sistema calcule el valor de cada proyecto, en base 100 y en función del valor de cada objetivo

Lista de iniciativas ordenadas por valor

Si el dinero no fuera un problema, probablemente realizaríamos todos los proyectos “razonables”. Pero en una organización real, los recursos disponibles son finitos y la lista de iniciativas anterior no es suficiente para realizar una buena selección de cartera de proyectos. Así pues, no solo basta con seleccionar los proyectos de mayor valor, sino que además es preciso filtrar aquellos que entren dentro de las restricciones, ya sean económicas, de recursos técnicos y humanos, o temporales. En este artículo vamos a utilizar el presupuesto disponible como ejemplo de restricción principal, pues se trata del caso más frecuente. Imaginemos que debemos seleccionar una cartera de proyectos que no exceda de $900,000. Tomando la lista anterior, está claro que el “Nuevo producto estrella” ($1.5M) excede por sí mismo esa cantidad y además aporta un valor similar a otros proyectos más económicos.

Así pues, con los datos que tenemos, elegimos la combinación de proyectos que más se acerca al presupuesto disponible: un total de $885,400 y un valor de 62% acumulado en tres proyectos.

Selección de proyectos dentro de límites

Con esta selección cumpliríamos con los criterios. Pero observe que el gráfico central de frontera eficiente está indicando que la selección no es óptima (valor/coste) y que existen combinaciones mejor que esa: similar valor por menos dinero o mayor valor a la misma suma.

Frontera eficiente

Y, en efecto, con una cartera de un total de $528,840 logramos una aportación de valor muy similar por un 35% menos de coste.

Si le interesa entender cómo se realiza el esquema de cálculo, descargue la guía en: Seleccion de proyectos en escenarios

 

Conclusión

Es posible aplicar rigor en la selección de la cartera de proyectos, basando la selección en el valor que aportan a la estrategia de negocio. Las claves principales con las que debe contar:

  • Una separación del trabajo entre el equipo directivo que define y prioriza objetivos, y los equipos que analizan los beneficios por proyecto
  • Un proceso auspiciado por la dirección, que exija rigor en las decisiones de inversión y transparencia entre equipos
  • Una plataforma integradora que aglutine la información y exponga los resultados

Si quiere saber más sobre la dirección de organizaciones por proyectos, descargue el libro blanco, con el que aprenderá a:

  • Conectar la dirección de la organización con la de proyectos
  • Gobierno de la cartera de proyectos para crear ventaja competitiva
  • Gestión ágil de portafolio

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1. A qué se dedica un director de portafolio

Un hombre de negocios malabares con monedas

Según Gartner, la disciplina de la dirección de portafolio está compuesta de 8 grandes áreas funcionales:

  • Planificación de la estrategia de negocio
  • Planificación del portafolio
  • Creación del portafolio de IT
  • Evaluación del portafolio de IT
  • Balanceamiento del portafolio
  • Comunicación del portafolio
  • Evaluación del valor del portafolio de IT

 

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Como se puede ver, el perfil del director de portafolio se ha consolidado de la mano de las necesidades corporativas en materia de sistemas y tecnologías de información, que sirven como catalizadores del negocio y se erigen en plataformas que permiten y habilitan todos los aspectos productivos de una organización.

A diferencia de los proyectos externos para clientes, que son relativamente independientes entre sí, los proyectos internos de TI tienen una gran complejidad, ya que casi todas las tecnologías tienen puntos de contacto y solapamiento cuyo rendimiento se ve sometido a mucha presión con cada nuevo cambio. Por ese motivo, el director del portafolio debe asegurar que los equipos de IT apuran al máximo su eficacia y orientan sus esfuerzos a generar los sistemas tecnológicos que mejor respaldan la parte productiva del negocio.

 

2. Las 10 competencias clave del director de portafolio

Las competencias blandas de un portfolio manager se parecen a las de un project manager, solo que se vuelven muchísimo más importantes en la valoración total del perfil.

Un project manager debe ser capaz de seguir una metodología muy rigurosa a la vez que atiende a todos los detalles de gestión de las personas que hacen del proyecto un quebradero de cabeza.

En el caso del gestor de portafolio, los criterios técnicos son una condición necesaria para poder desempeñar el trabajo, coordinando a directores de proyecto e intercambiando opiniones técnicas con ellos.

Si el director de proyectos tiene que comunicar toda la información relevante al proyecto al equipo y todas las partes interesadas, en el caso del director de portafolio la capacidad comunicativa es mucho más crítica: se trata de explicar decisiones tan vitales sobre cómo se asignan los recursos a los proyectos, o cómo se planifica la actividad para el siguiente año. De algún modo, la diferencia entre ambos perfiles está en la escala y en la importancia de cada decisión.

Si un director de proyecto se equivoca, su proyecto sufre. Pero si se equivoca un director de portafolio, sufre toda la organización, que pasará a ser menos competitiva que otras.

En otras palabras: el aspecto metodológico se debe combinar muy de cerca con un talante muy claro de liderazgo organizativo. Esto significa que el director de portafolio debe ser capaz de tomar decisiones rápidas y bien fundamentadas, sobre la base de la información a su disposición. Para ello, necesita de un buen sistema PPM de gestión y planificación de proyectos y portafolio.

1) Capacidad de decisión

De acuerdo, un directo de proyectos tampoco puede ser una persona indecisa. Sin embargo, hay una diferencia crucial entre ambos perfiles. Un director de proyectos tiene la capacidad de planificar hasta el mínimo detalle en un ámbito muy acotado de responsabilidad para comprender cuáles son las consecuencias en el caso de que un riesgo se verifique, por lo que sus direcciones siempre tienen un cariz técnico; por el contrario, el director del portafolio se suele encontrar con la necesidad de tomar decisiones que suelen perjudican directamente a las personas que tiene a su alrededor: cada vez que se decide cancelar un proyecto, hay un patrocinador que se ve afectado, además de un director de proyecto y todo un equipo a quienes se debe reasignar. Estas decisiones suelen tener un carácter dilemático entre ganancias a corto y a largo plazo, equilibrios internos y prioridades de negocio, por lo que hace falta una cabeza muy equilibrada para ser capaz de tomarlas con frialdad y sin demasiados sesgos.

2) Espíritu competitivo

El espíritu competitivo tiene dos direcciones: hacia adentro y hacia afuera. Hacia adentro, es recomendable que el director del portafolio promueva una cultura de la competencia interna que resulte estimulante para los equipos de proyecto. Por supuesto, es importante no perder las riendas de la motivación, puesto que la competencia interna puede afectar claramente a la salud emocional de la organización si comienza a traducirse en envidias, rencillas y disputas políticas recomendadas y espoleadas desde arriba.

La competencia interna debe estar bien dirigida. El objetivo no es promover el enfrentamiento, sino estimular la superación y el rendimiento de los equipos, defendiendo la excelencia como valor e identidad de la organización. Hacia afuera, este tipo de cultura corporativa se puede ver traducida en ventajas con respecto a los competidores.

Como gestor, el administrador del portafolio debe considerar permanentemente cuáles son los proyectos que más benefician a la organización al ponerlos por delante de los competidores. Para ello, por supuesto, siempre es conveniente reunir inteligencia sobre la estrategia de los competidores y medir sus avances sobre el mercado.

3) Espíritu emprendedor

Muy ligado con el aspecto anterior, aunque desde un aspecto más creativo y menos agresivo: el administrador del portafolio debe ser una persona abierta a las nuevas ideas y la transformación constante. Especialmente en un paradigma que adopte la administración del portafolio según principios ágiles, es importante que la cartera de proyectos esté sometida a un escrutinio constante para que siempre haya idea para esas semillas de unicornio que pueden aparecer en cualquier momento.

4) Inteligencia emocional

¿Cuántos directivos son excelentes desde un punto de vista de la capacidad de tomar decisiones y de analizar datos financieros complejos con un enfoque práctico, pero luego resultan incapaces de conectar con las personas que están bajo su mando?

La empatía es un rasgo emocional indispensable para todo administrador de portafolio. Cuando cada una de tus decisiones impactan directamente en los directores de proyecto y los equipos, anticiparse a las reacciones emocionales de los afectados para conectar con ellos y buscar fórmulas de motivación es tan importante como tomar las decisiones acertadas. De lo contrario, el riesgo es perder autoridad y liderazgo.

5) Comunicación

Del anterior punto se sigue que en administrador de portafolio debe dar la cara, reconociendo la dureza de sus decisiones y justificándolas con argumentos justos. No es recomendable ni eficaz esconderse detrás de las decisiones del comité, de los correos electrónicos de la secretaria o de lo llena que está la agenda.

Por supuesto, la comunicación tiene que ser un rasgo proactivo. De lo contrario, las personas que conforman la organización nunca tendrán la información suficiente sobre cuál es la estrategia actual, qué se espera de ellos y cómo deben colaborar para hacer realidad los planes de la dirección.

6) Anticipación

De nuevo, proactividad y agilidad. Es obvio que el director del portafolio no puede esperar a que las malas noticias se le echen encima. Si existen posibilidades de que un proyecto estratégico no alcance los resultados esperados, el administrador del portafolio ha de ser el primero en enterarse. Para ello es fundamental que los directores de proyecto entiendan y extiendan una cultura de la transparencia en la que el fracaso de un proyecto no se vea (necesariamente) como un fracaso personal, sino como una oportunidad de rectificar, aprender y enfrentarse a un nuevo reto.

7) Independencia e imparcialidad

Por muy inteligente, acertado y previsor que sea, un director de portafolio pierde toda su credibilidad si cede terreno al favoritismo.

Para evitarlo, lo más útil es reconocer cuáles son los sesgos que existen, identificando hacia qué colega siento predilección y podría estar inclinado a tratar con preferencia. Desde ese reconocimiento es, al menos, posible tomar decisiones que moderen el trato natural para mantener la independencia.

8) Habilidad analítica e inteligencia numérica

Aunque este listado incluye sobre todo competencias blandas y rasgos de carácter, no está de menos recordar que el fuerte técnico del director de portafolio, más allá de las metodologías en gestión de proyectos, debe ser la capacidad de analizar con rapidez, interpretando estadísticas y KPIs en cuestión de segundos y detectando con rapidez relaciones entre distintos parámetros.

En definitiva, contratar a un aficionado al big data como administrador de portafolio debería ser una buena idea.

9) Determinación

A veces se toman decisiones duras cuyas consecuencias son difíciles de sobrellevar para todos, incluido el propio decidor.

En otras ocasiones, se toman decisiones “en abstracto”, pero se falla al traducirlas en acciones reales que las lleven a la práctica.

El director de portafolio debe ser capaz de imponerse a la resistencia al cambio y mantenerse en sus decisiones. A no ser que alguien.

10) Humildad

De todo el catálogo anterior parece desprenderse que un director de portafolio debe ser una especie de genio empresarial, lleno de virtudes y sin ningún defecto. Por supuesto, nadie es perfecto y hasta el más brillante de los expertos en proyectos se equivocará, una y otra vez. Por eso, es preferible una mente un poco menos brillante que se deja convencer porque es capaz de reconocer cuándo se ha equivocado, que un astro de los proyectos que no cambia de rumbo una vez que ha tomado una decisión.

De hecho, la naturaleza de la administración de portafolio consiste precisamente en rectificar a tiempo; y eso pasa por mecanismos para deshacer nuestras propias decisiones.

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Un equipo se reúne alrededor de una mesa, trabajan en su computadora, Tablet y teléfonoEl contexto competitivo actual es siempre más duro y concurrido: hay un boom de startups innovadoras que producen auténticos quebraderos de cabeza en todo tipo de mercados y que hacen de las nuevas tecnologías una fuente de ventajas competitivas: este fenómeno es parte de lo que llamamos la “transformación digital”.

En estos mercados, las empresas necesitan ser más flexibles para adaptarse rápidamente a los cambios –a no ser que quieran hacer frente a una pérdida de ventajas competitivas con efectos potencialmente desastrosos para toda la organización.

 

Por esta razón, muchas empresas recurren a la dirección por proyectos, la única estrategia que garantiza la flexibilidad y coordinación suficientes para transformar el modelo de negocio en una máquina de competir.

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¿Qué es la gestión por proyectos?

La dirección por proyectos es un conjunto de prácticas que traducen la estrategia de la empresa en actividades concretas (o, más precisamente, en proyectos), conectadas con los objetivos y beneficios empresariales que se desean alcanzar.

Los proyectos dejan de ser únicamente una herramienta para desarrollar servicios, para llegar a convertirse en el sistema de creación de valor para la empresa.

En la dirección por proyectos, el resultado de cada proyecto es un objetivo de la empresa, o un factor necesario para alcanzarlo. Cit

La DOP consta de cuatro piezas:

  1. Una gestión ágil del portafolio de proyectos
  2. Una oficina de gestión de proyectos con funciones estratégicas
  3. Una ampliación de la planificación de los proyectos a sus consecuencias y beneficios.
  4. Talento que combine la pericia técnica con la visión de negocio.

Si quieres saber más sobre estos puntos te consejo de leer el libro blanco: Dirección de organizaciones por proyecto

¿Cuál es el rol de la gestión por proyectos en ámbito de transformación digital?

La transformación digital de una empresa puede fácilmente volverse un proceso desordenado y caótico, una reacción a problemas de negocio u operativos sin liderazgo ni resultados. Para hacer frente a este riesgo, se necesita un mecanismo de control que permita gestionar el cambio.

Una empresa puede beneficiarse de la DOP en proyectos de transformación digital de varias formas:

  • Alineando las unidades de negocio, los departamentos y la gestión de la información, evitando dificultades de integración entre plataformas y aplicaciones en fases más avanzadas.
  • Haciendo que las soluciones tecnológicas sean más sólidas, porque se escogen considerando no solo tendencias pasajeras, sino las necesidades actuales y sobre todo las futuras.
  • Gestionando como proyectos todos los medios necesarios para garantizar la integración, de manera que no bloqueen el proceso en determinadas fases. Hay que prestar especial atención al tratamiento de los datos, incluyendo la limpieza de información y su enriquecimiento.

Ejemplos reales

No es difícil encontrar ejemplos de empresas o enteras industrias que se estén reorientando bajo la presión de un competidor con rasgos disruptores.

Si se piensa, por ejemplo, en la irrupción de AirBnB en el mercado turístico, es fácil imaginarse el tipo de transformación al que se han visto forzados los agentes tradicionales para seguir atrayendo a sus clientes.

A veces toca repensar todo el modelo de negocio: desde los canales de venta, las estrategias de precio, la identidad de marca y la estructura tecnológica. La única manera para hacerlo de forma ordenada es gestionando por proyectos.

 

Este artículo pertenece a una serie sobre la dirección de Organizaciones por Proyectos. Puedes seguir leyendo:

10 consejos para presentar resultados de proyectos a tu CEO

La dirección por objetivos ha muerto, ¡Viva la dirección por proyectos!

 

Sigue leyendo aquí: 

Libro Blanco: La dirección de Organizaciones por Proyectos (DOP)

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Descarga nuestra comparativa de MS Project frente a ITM Platform

Los estándares sectoriales que se consolidan en momentos históricos determinados tienen a menudo más fuerza por la tendencia humana al conservadurismo que por el valor que aportan.

Vector de Cloud Computing. copia de respaldo y almacenamiento de datos del negocio mediante Cloud Computing. ilustración vectorial.Puede parecer una afirmación arriesgada, pero hay abundante literatura al respecto. Quedará más claro con un ejemplo: el teclado QWERTY surgió de una ocurrencia comercial: los agentes que vendían las máquinas de mecanografiar demostraban la asombrosa facilidad de uso escribiendo la palabra “typewriter” usando solamente teclas de la fila superior del teclado.

Sin embargo, mucha gente sigue creyendo que el teclado QWERTY se creó tras estudios exhaustivos sobre las relaciones entre letras del vocabulario inglés y, por lo tanto, está optimizado para hablantes de esta lengua.

 

Es el caso de MS Project, que apareció en la era del ordenador personal y propulsó la consolidación digital de las metodologías de gestión de proyectos en cientos de miles de organizaciones. Al igual que QWERTY nunca ha sido sustituido por un teclado alternativo por la resistencia de los tipógrafos (primero) y los millones de usuarios (después) que ya estaban acostumbrados a una configuración determinada, la continuidad en el uso de MS Project no se debe a una comparación racional entre alternativas evaluadas en pie de igualdad, sino al enorme poderío de la continuidad.

Lo que tienen en común ambos productos es el uso combinatorio para generar un resultado superior a sus partes. Es la magia común del lenguaje y del proyecto: la integración de caracteres y componentes crea un significado coordinado. En esta situación, sustituir todas las funciones por modos de acceso distintos en una alternativa genera un trauma importante en la transición.

Pero ahí está la diferencia entre ambos ejemplos. Mientras que QWERTY ha capturado al 100% de los usuarios, Microsoft Project solo tiene el 67% del mercado en gestión de proyectos, y el 15% en gestión de portafolio, según Statista.

Qué porcentaje de usuarios captura MS Project comparado con QWERTY statistics

Esta tasa irá bajando por un motivo tan sencillo como contundente: MS Project es un producto anclado en el pasado. Hay múltiples motivos para descartarlo a favor de una solución basada en un paradigma digital contemporáneo, es decir: colaborativo, distribuido y conectado.
¿Cuáles son pues los principales motivos para dejar atrás MS Project?
La pregunta también podría formularse en sentido contrario: ¿Cuál es el motivo para seguir utilizando MS Project a pesar de que es fundamentalmente un programa de escritorio y uso personal? ¿Puede tratarse sólo de comodidad? ¿O de una falsa percepción del equilibrio entre ventajas y desventajas?

Repasemos las motivaciones para sustituir MS Project por una solución SaaS como ITM Platform:

MS Project es para un solo usuario (ITM Platform es multiusuario)

En MS Project, el modelo de trabajo es un jefe de proyecto que crea el plan de proyecto, lo guarda en un archivo en un disco duro local… y hace cambios manualmente.

"En ITM Platform, tu equipo puede ser un ejército permanentemente conectado."  

Superar las limitaciones nativas de MS Project como solución de escritorio es muy costoso incluso para equipos reducidos. Mientras que con ITM Platform bastan 1.000 dólares USD al año para soportar a equipos de hasta 7 personas, esa misma cantidad sólo permite servir a 1,5 personas con la versión más asequible de MS Project onine.

Además, como MS Project no cuenta con mecanismos de aprobación de proyecto y cambios de estado, cualquier persona puede hacer cambios a archivos mpp en un servidor compartido sin discusión previa, sin flujos de aprobación ni notificaciones a las partes implicadas.

Por el contrario, ITM Platform funciona desde un modelo en red, de manera que los usuarios no trabajan sobre archivos, sino en entornos: ecosistemas de proyectos compartidos comunes a cada organización. Este modelo tiene implicaciones importantes:

  • Los usuarios tienen perfiles de acceso diferenciados, de manera que efectúan modificaciones exclusivamente en su área de responsabilidad;
  • Ninguna acción de otros usuarios pasa desapercibida: el sistema genera notificaciones sobre los cambios efectuados a proyectos y tareas, además de permitir comunicaciones contextuales.
  • En definitiva, gracias a la posibilidad de los miembros de cada equipo de reportar horas y avances, la distancia entre planificación y ejecución es mucho más corta y está mejor medida que en MS Project.

ITM Platform está orientado a la planificación estratégica – MS Project no

MS Project se concentra en mejorar su cronograma; ITM Platform en la alineación con objetivos de negocio

Al considerar este aspecto vuelve a tener un peso particular la historia de la gestión de proyectos como disciplina. Con su expansión más allá de los ámbitos de la ingeniería hasta afirmarse como un modelo de gestión de organizaciones, las exigencias sobre los aspectos prioritarios con los que debe cumplir un software han cambiado.

MS Project no ha respondido a esas necesidades, habiendo preferido concentrarse en la complejidad de los aspectos de planificación.

Por el contrario, ITM Platform permite introducir objetivos de negocio, estudiar distintas hipótesis de escenarios y tomar decisiones basadas en datos reales sobre qué proyectos ejecutar.

MS Project exige instalaciones costosas – ITM Platform está en la nube

"ITM Platform es una herramienta para organizaciones; MS Project es un software para el uso personal de gestores de proyectos." 

Esta distinción tiene matices: MS Project Server es la versión para organizaciones que oferta Microsoft. Sin embargo, el proceso para pasar de la versión personal a la organizativa puede costar entre 10.000 y 20.000 dólares. Además, la instalación on premises necesita servidores MS, SQL y Sharepoint como punto de partida, además de expertise técnico avanzado en esos campos.

Por el contrario, el despliegue de ITM Platform en una organización es mucho más ágil, puesto que no precisa de ningún tipo de instalación (aclaración: ofrecemos instalación on-premises para las organizaciones que la exigen, pero se trata de una opción marginal entre nuestros clientes). Incluyendo toda la parametrización y la formación inicial, nuestros clientes empiezan a utilizar ITM Platform en plazos de entre dos días y dos semanas.

Montar una PMO en una semana… o en una eternidad

"ITM Platform es una herramienta idónea para crear una oficina de dirección de proyectos." 

Por las facilidades de adopción y sus prestaciones de gestión de portafolio, ITM Platform es una herramienta idónea para organizaciones que ya gestionan proyectos a partir de la iniciativa de gestores de proyectos individuales y están a punto de crear una oficina de dirección de proyectos. Mientras MS Project Server exige un esfuerzo económico y humano muy notable sencillamente para desplegar la herramienta, ITM Platform es un catalizador de la gestión centralizada, gracias a la capacidad de concentrarse en los aspectos metodológicos que realmente importa.

MS Project no ofrece control sobre componentes básicos de la integración

La gestión de componentes básicos de la integración de proyectos –como, por ejemplo, los costes y la facturación de los proyectos– , se hacen fuera de MS Project, por lo que quien solo acceda al archivo mpp no tiene visibilidad sobre las modificaciones.

Por el contrario, en ITM Platform la solución incluye gestión de costes, lo que la convierte en una excelente candidata para integraciones con sistemas de ERP. Otro ejemplo del enfoque holístico de ITM Platform son los riesgos.

MS Project tiene una filosofía cerrada – ITM Platform una filosofía abierta

En la era de la productividad empresarial online, donde la mayor parte de actores integran soluciones a través de API para conseguir flujos de automatización más ambiciosos, Microsoft mantiene una filosofía cerrada que solamente permite conectar sus propias soluciones entre sí: Excel, Access, etcétera. Aun así, las posibilidades para conectar MS Project son deficitarias. Es imposible, por ejemplo, recibir notificaciones personalizadas en Outlook cuando se realizan modificaciones en los proyectos.

Por el contrario, ITM Platform parte de la voluntad de convivir con los sistemas de todos nuestros clientes: no queremos provocar cambios traumáticos.

No solamente contamos con una completa API para que desarrolladores de cualquier organización puedan conectar sus sistemas de ERP, contabilidad o CRM; también existen integraciones con JIRA y Slack, además de una próxima presencia en Zapier.

MS Project es rígido – ITM Platform es flexible

Según Mark Corker, presidente de Seradex Web Services, la complejidad del software y las repercusiones de las opciones preprogramadas para reajustar fechas en tareas con dependencias tiene el resultado contraproducente de que el 99% de los proyectos en MS Project no tienen fechas fiables.

Por el contrario, ITM Platform se basa en un modelo de software flexible: de adaptación resiliente al usuario, en lugar de lo contrario. Por eso, se trata de una herramienta que no solo da valor a directores de proyecto, sino también a directores financieros, directores generales, COOs, CIOs, etcétera.

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